Como la gran mayoría de los afiliados a la Unión Cívica Radical he sufrido el lamentable episodio de enterarme por los medios que mi partido, a nivel provincial, ha deliberado un par de horas y dado un supuesto mandato al senador nacional Marino acerca de lo que popularmente se ha conocido como matrimonio gay, una expresión, que a ,mi juicio, solamente debería ser referida como Matrimonio para todos y punto, no se trata de matrimonios para gays o matrimonio para no gays es simplemente Matrimonio y avanzar con esta ley será un acto de enmienda del doloroso error de haberles negado esta posibilidad a conciudadanos.
Pero regreso al "mandato", no me referiré a que de la reunión convocada en el mismo Comite Provincia de la UCR también participasen representantes de los otros partidos que conforman el FREPAM, pero si expresaré opinión acerca de mi partido y su actuación en todo este proceso.
Comenzare afirmando que dicha reunión, con convocatoria selectiva, carece de autoridad y legitimidad no pudiendo dar mandato alguno ni tampoco recibirlo el legislador en cuestión.
La Unión Cívica Radical se funda en pilares insustituibles e innegables, desde su inicio fundacional fueron la libertad y la igualdad sus mas augustos principios rectores. Siempre a la vanguardia fue nuestro partido quien lucho y dejo la vida por la instauración del voto popular, ante aquellos que se desgarraban las investiduras sosteniendo que el voto no era "naturalmente" para la "chusma" sino solo para un grupo de notables; fue nuevamente el Radicalismo quién lucho por la igualación educativo incluyendo a los mas humildes no solo en la enseñanza básica, sino también dio el golpe mas certero y bravo a los ámbitos del pensamiento enmohecido y recalcitrante que se resguardaba en las universidades generando un cambio radical con la Reforma Universitario en 1918 dando un giro y transformando a las Universidades en ámbitos de humanismo, pensamiento y tolerancia; y es el mismo radicalismo que bajo la presidencia de Raul Ricardo Alfonsín trajo la ley de divorcio, a pesar de las amenazas y presiones de quienes sostenian que la familia iba a desaparecer y que todos los males caerían sobre nosotros. ¿Pero por qué estos hombres de la UCR fueron protagonistas en estos cambios tan importantes del país? ¿Qué compartian Alem, Yrigoyen y Alfonsin?. La respuesta es clara, compartian una clara visión de estadistas que miraban mas allá de su tiempo, entendiendo que sus decisiones no eran para ellos ni les pertenecian, sino que eran meros auxiliares de acompañar los designios y necesidades de una nación. Si nos basaramo en este argumento el mandato natural partidario sería el de acompañar este proyecto de ley.
Por si los valores y argumentos historicos no alcanzaran reforzaré mi postura con lo instituido por la ley magna para los radicales pampeanos, la Carta Organica Provincial, la cual claramente establece en su Artículo 60 que la potestad de opinar y sugerir acerca de los diversos temas a los grupos parlamentarios es atribución de la ASAMBLEA DE AFILIADOS, o en su defecto también es atribución de la HONORABLE CONVENCION PROVINCIAL, Art. 45 inc. 3, pero de ninguna manera es potestad del Comite Provincia. Con este segundo argumento afirmo que no hay mandato alguno de representación de voluntad político partidaria, sino personal.
En suma, considero que el voto del Senador Marino será reflejo de su postura personal y será el único responsable del mismo, no pudiendo arrogarse la representación partidaria en este tema, menos aún cuando los afiliados no han sido invitados a participar del mismo. Desde ya re afirmo, si no he sido claro, que mi postura personal es a favor de la igualdad y la libertad en todos los ámbitos y formas. Matrimonio para todos.